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Los beneficios de los parques infantiles para niños con autismo

Los beneficios de los parques infantiles para niños con autismo

25.11.2016.

Tener autismo no significa llevar una vida limitada y encerrada en cuatro paredes. Los niños que padecen este trastorno encuentran en los parques infantiles una oportunidad de ocio, de autoconocimiento y de desarrollo personal, que con el tiempo los padres serán capaces de apreciar. ¿No lo crees? ¡Presta atención!

El autismo se define como un trastorno del neurodesarrollo que nos afecta en nuestras comunicaciones sociales, conllevando un comportamiento repetitivo y restringido. Los padres suelen apreciar en el niño esta conducta en sus primeros años de vida, y si se actúa de forma temprana, se logrará mejorar notoriamente las habilidades sociales y comunicativas del pequeño. Aunque no existe una cura como tal, muchas personas han conseguido superar con creces el problema del autismo, aunque luego normalmente no son capaces de vivir solas. La característica más destacable del autismo infantil es la mirada, ya que la mirada de los niños autistas no mira, pero traspasa. El bebé autista no balbucea como los demás, no se preocupa ni por el contacto físico ni por la comida, y tampoco imita los comportamientos de sus progenitores. A los cinco años suelen usar un lenguaje verbal muy distinto al del resto de los niños y su capacidad de ingreso en la escuela se vuelve casi imposible. Parece mentira, pero en el juego está la clave, y queremos mostraros que los parques infantiles pueden provocar grandes beneficios en los niños autistas.

Los parques infantiles cerrados, los conocidos popularmente como de bolas,  suelen ser los preferidos por los más pequeños, generándoles una gran felicidad. Además de la diversión asegurada y del ejercicio que hacen los niños a través del juego, para los pequeños autistas el contacto directo con tantos colores, formas y texturas puede llevarle a entrar en un nuevo mundo, quizás desarrollando poco a poco su imaginación. Puede aprender a distinguir los colores, aunque inicialmente él no sea consciente, y sobre todo, entrará en contacto directo con el resto de niños. Claro está que el niño autista tenderá a separarse del resto de niños, pero eso no quita que él encuentre en las bolas y los colores una oportunidad divertida de ocio que va dándose cuenta que puede compartir con otros niños de su edad.

Los parques infantiles generan alegría, desconexión, sociabilidad, competición y destrezas. Nosotros mismos nos iremos dando cuenta de las cosas que nuestro hijo, aunque pensásemos que por su trastorno no sería capaz, irá haciendo él solo paulatinamente. Es una posibilidad de superación a través del juego en un recinto cerrado, seguro y donde no corre peligro alguno.

Los niños que padecen autismo tienen problemas para relacionarse, para modificar sus hábitos, costumbres y horarios. Nada suele complacerles del todo, pero aún así debemos intentar a toda costa su integración en las dinámicas escolares y familiares. Hay muchas estrategias que ayudan a los pequeños que padecen este trastorno como: anticiparles lo que se va a hacer, ir equipados siempre con juguetes, buscar las horas y los días en los que estén más tranquilos o encontrar lo que les divierte. Los parques infantiles pueden servir como recompensa al esfuerzo de nuestros hijos, para que ellos vean que su capacidad de superación, de interacción social y de jugar con los demás tiene el premio que más les gusta.

Hace unos años en Barcelona, nacía el proyecto Mediate, el cual fue instalado en la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona como un espacio de tonos cálidos, rosados y rojizos. Contaba con grandes pantallas y elementos en relieve de diferentes texturas para que los niños los fuesen tocando y apreciando sus diferencias. Se trata de un entorno interactivo multisensorial para el juego y el entretenimiento de niños autistas que encuentran grandes dificultades en la comunicación verbal. Como los pequeños ven la sociedad como un espacio hostil, este parque infantil les da la posibilidad de controlar el medio y premia cada vez que realizan acciones no repetitivas.

La clave de los parques infantiles reside en el gran impacto de estimulación que provocan en los más pequeños. Ellos se sienten cómodos, protegidos, asombrados por los colores y texturas que aprecian, y son capaces de ir asimilando conceptos o guardando en su mente caminos por los tubos, entendiéndolo ellos como un juego, pero visto por sus padres como un ejemplo de superación personal.

 

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