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Los parques infantiles como herramientas frente al bullying

Los parques infantiles como herramientas frente al bullying

22.12.2016.

Los parques infantiles reportan grandes beneficios en el crecimiento físico, psicomotriz y social de nuestro hijo, pero también pueden actuar como un remedio curativo natural ante trastornos como el autismo o ante problemas como el bullying. Hoy queremos explicarte los beneficios de estos espacios frente al acoso escolar.
El bullying es algo que por desgracia ha existido siempre y que resulta muy difícil eliminar. Poco a poco se han ido encontrando diferentes vías para prevenir estas conductas maléficas que se desarrollan en los centros escolares y que acaban torturando física y mentalmente a un niño hasta llevarlo a severos riesgos. Quizás sea un comienzo demasiado dramático, pero hablar del bullying es algo muy serio que a veces queremos ocultar con expresiones como “son cosas de niños” o “están jugando”. El bullying es apreciable en conductas de tu hijo, cuando éste comienza a sentir tristeza, irritabilidad, ansiedad, insomnio, pesadillas, llantos frecuentes o síntomas (vómitos, dolores de estómago y de cabeza, etc.). Comenzamos a apreciar que nuestro hijo está distante, callado, que trae heridas, que ha perdido el material escolar o lo trae roto, que no se relaciona con sus compañeros o que se niega a asistir a clase. Aunque no queramos verlo, estamos ante un caso de bullying. Lo importante es atajarlo a tiempo, ponerlo en conocimiento de la escuela y tomar las medidas legales oportunas para que esto no se vuelva a repetir y nuestro hijo no vea afectada su salud. Pero en esta ocasión te queremos presentar un tratamiento sano y económico para conseguir que tu hijo olvide paulatinamente una mala experiencia de acoso escolar; los parques infantiles.
Los parques infantiles son una gran oferta de ocio para los más pequeños, pues cada vez que asisten en cumpleaños o quedadas con amigos y familiares, ríen, disfrutan y se destensan del estrés diario de la escuela. Diferentes estudios también han probado su efectividad en niños con autismo y su buena acción en niños que han salido del bullying.
Cuando nuestro hijo ha padecido acoso escolar suele estar reticente a cualquier actividad que signifique salir de su mundo interior. Se niega a salir a la calle, a jugar con otros niños y a relacionarse. Quizás al principio se muestre enfadado o llore cuando vea que le hemos llevado a un parque infantil, pero luego el solo irá percibiendo su evolución y los beneficios que éste ha reportado en su vida. Es una terapia de choque, pues de no querer relacionarse con otros niños pasa a estar en un espacio concreto rodeado de otros muchos niños. Puede que al principio esté inmóvil, pero al encontrarse “casi encerrado” en ese habitáculo, verá la necesidad de desplazarse, de moverse y de intentar salir de allí.
Al principio ve al resto de niños como enemigos, en lugar de cómo un apoyo. No quiere jugar, él quiere escapar. Nuestro hijo se da cuenta al recorrer esos interminables túneles, muros de cuerda y piscinas de bolas, que está escapando pero que a la par se está divirtiendo, aunque no lo quiera reconocer. Llega un punto en el que se enfrentan su “antiguo yo” de deseo de huir de toda relación social y su “nuevo yo”, cuando él mismo comienza a percibir los cambios. Hay diferencias entre el parque infantil y la escuela.
Los niños no son los mismos, estos parecen simpáticos y están dispuestos a compartir un rato de juego con nosotros. Como padres, previamente, le habremos explicado a nuestro pequeños la importancia de perdonar a quienes nos han hecho daño en nuestra vida y les habremos enseñado a solucionar problemas, a dialogar y a aceptar sus errores para intentar cambiarlos. Es cierto que es duro salir del hábito de confort y comodidad en el que hemos convertido nuestro hogar, pero el paso al parque infantil es beneficioso. Su experiencia le ha afectado psicológicamente, pero también le ha permitido desarrollar nuevas habilidades sociales y comunicativas, pudiendo percibir a simple vista cuando un niño quiere tenderle la mano y ser su amigo con sinceridad.
La imaginación, la creatividad, el ejercicio físico y la diversión están asegurados en un parque infantil de bolas. Pero nuestro hijo solo será feliz cuando comience a darse cuenta que esa felicidad puede compartirla con otros niños con plena seguridad, sin miedo a ser maltratado o a padecer acoso.
Sin darnos cuenta, nuestro hijo estará adquiriendo una gran madurez y poco a poco, a través del juego, estará autodestruyendo su barrera social y sabiendo superar obstáculos para aventurarse a conocer a nuevas personas y brindarles una oportunidad. No sabemos si llamarle clínica de la vida o simplemente centro de ocio, pero aunque te parezca una locura, un parque infantil es la herramienta idónea para devolver a la sociedad a tu hijo.
 

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